Chocolate en el Desayuno? Sí es posible!

Mi declarado amor por el chocolate es cosa conocida y vieja, entre la ambrosía del cacao y yo hay una relación que es casi sagrada, sólo mi esposo la supera…pero sólo por poquito (pero no se lo digan o no más me vuelve a comprar).

Así que con el día de la madre cerca, demasiado cerca, se me ocurrió que quizá pudiera compartir algunas de mis recetas favoritas, sencillas todas, para preparar algo rico y especial para las reinas y mandamaces de la casa, nuestras mamás (ya sean amas de casa exclusivas, o mamás que trabajan fuera de casa, ambas labores son sacrificadas y ambas siguen siendo mamás… ya sean biológicas o no). Y hoy nos toca el desayuno.

La comida más importante del día, y por qué no, puede que la más especial.

Hay miles de versiones de desayunos especiales que podemos hacer para nuestras reinitas, a todo gusto y a todo tiempo. Hoy les propongo una versión para las mamás con antojitos dulces y que aún en todo, sigan cuidando la línea.

Mi lema como bien saben es: «entre más rico, genial; y entre más saludable, MEJOR» porque de lo rico, doble, y si sano, triple!!! Ya se ve que yo no estoy en el grupo de porciones reducidas.

Por ello hoy les comparto un PUDDING DE CHOCOLATE CON AVENA, y CHOCOTRUFAS DE AVENA.

Avena? sí eso he dicho, fibra para todos! Quién dice que un placer chocolatoso no puede contener un plus extra de saludable (porque recuerden el chocolate no es malo, repítanlo conmigo: NO ES MALO, Comer chocolate es bueno).

Sobredosis de chocolate: Samoa Brownies

Yo soy una chocolaholic, adicta confesa con años de experiencia en cuanto a chocolate. Si es chocolate, es mío. Aunque claro, hago la salvedad, que soy chocoelitista. Nada de pseudos chocolates (como el blanco que de cacao no tiene nada!), yo voy por porcentajes de cacao, entre más alto, más lo amo. The bitter, the better; you know!

Así que no será sorpresa decirle que de todas mis recetas, al menos 7 de cada 10 tienen algún nivel de chocolate. Y entre más de ello, más se me derrite el corazón. Porque después de todo, estamos hablando de chocolate! Una de las maravillas de la naturaleza! Me siento muy triste cada vez que escucho de alguien que no puede comerlo, es como… «owwwwwwww, por qué??» es como quitar la navidad!

Embrujo de chocolate

¿Hay antojos de algo dulce? CHOCOLATE! Suena genial, y mejor en forma de cake ¿no? Pero no hay huevos, no hay mantequilla, no hay leche… rayos, y ahora, ¿qué hacemos? Pues lo primero, no desesperar! Siempre hay una receta que solucionará nuestros problemas.

Y eso hoy les traigo, un torta embrujada, pues sin los más clásicos ingredientes de la repostería, ella crece, y es hermosa y deliciosa! Y eso no es todo, si, así como dije, no es todo. Sino que encima, o más bien dentro, le colocaremos algunas buenas cucharadas de dulce de leche para hacer nuestras vidas aún mucho más maravillosas.

Rallado, me tienes rallado el coco

El coco es una fruta sensacional, su sabor nunca pierde ni un ápice así esté seco o fresco, y casi nadie puede negarse a él en su variedad de presentaciones y beneficios.

Uno de mis chocolates favoritos es justo, y a sazón, una deliciosa barra de coco con caramelo y bañado en chocolate amargo, un combo que me deja con la piel de gallina y el corazón hecho tiritas…. caray, que hasta siento que tengo taquicardia, ay, eso es amor!

En fin regresemos al tema antes que pierda aún mucho más el «coco», así pues mientras iba caminando un día (como casi todos los días para ésta chica amante del irse a pasear sin propósitos definidos, «Mi hija y sus caminatas» suele decir mi madre quien aún no entiende esa inexplicable necesidad que yo tengo de ir a caminar, y no sólo por unas cuadras, sino por kilómetros y por horas) me encontré con una bonita oferta de coco rallado, y ya que ya llevaba tiempo con antojos de unos macarrones, me dije que bien podían ser de coco, que así de paso, me ahorraba un mogollón de trabajo, que me receta de macarrones de coco es más fácil que el abrir un lata de leche condensada con un abridor de latas (yo apesto en esos menesteres), aunque claro, os advierto, tendrán que abrir una para preparar éstas pequeñas linduritas… 😀

Chocolate y Maní? Oh, sí, sin dudar!!

Sé que hay personas que no gustan del chocolate, o peor aún hay quienes son alérgicos a él!!!, no entiendo porqué, es decir, ¿qué clase de terrible maldición es no poder disfrutar de su delicioso sabor y textura sin igual? debe ser deprimente.

Cruzo mis dedos (hasta los del pie) porque cuando tenga hijos, ninguno me salga alérgico al amado chocolate. Y que sean puristas como mamá, quien sólo come chocolate de verdad (nada de mentiras de soya como es el supuesto «chocolate blanco» que de chocolate sólo tienen el nombre), mi lema es entre más bitter, mejor! (the bitter, the better).

Pero en fin, queda claro que lo mío es el chocolate, ¿no? Muy bien, entonces ahora pasemos a mis otros dos amores (la verdad es que tengo una muy vasta colección de «amores») las frutas secas y las semillas.

Puedo comerme toda una bolsa de pasas cubiertas de chocolate en un sólo día, así mi hígado me mire feo por una semana. No me importa, bueno, sí lo hace ahora que ya no soy tan joven como antes, pero igual lo intentaría 😉

Así que cuando, mirando a mi botella de mantequilla de maní, pensaba en qué podía hacer que no incluyera el clásico sándwich de mermelada y mantequilla de maní, se me ocurrió que porqué no chocolate. Acaso, después de todo, ¿no es una mezcla celestial?

Amo el chocolate, y más con mi avena!

No sé ustedes, pero yo amo el chocolate. Soy confesamente adicta al él. Siempre hay chocolate alrededor mío, incluso si aún no lo como, igual lo necesito cerca. Me da cierto consuelo saber que ahí, cerquita a mí, hay unos cuantos listos para cuando no pueda detener mis antojos o para cuando me los merezca (niña buena quiere chocolate!).

Y el desayuno, obviamente es la comida más importante del día así que ¡¿por qué no añadirle una dulce cuota del bien amado chocolate?! La vida es muy corta para ser mezquinos con nosotros mismos, no lo creen?